Nuevo decano de Derecho de la UNAB y reforma procesal civil: “Ha tenido avances, pero no han sido tan notorios”

Nuevo Decano de Derecho de la UNABLea un extracto del artículo publicado por El Mercurio Legal.

Crédito foto: UNAB

El Mercurio Legal

La Guerra de las Galaxias y el Imperio Romano tienen más en común de lo que se podría pensar. O de eso está seguro el profesor Juan David Terrazas, decano desde diciembre pasado de la Facultad de Derecho de la Universidad Andrés Bello (UNAB), y para quien “la formación de un jurista es la misma de un Jedi”.

Con una oficina repleta de imágenes de la famosa saga, desde Han Solo hasta Luke Skywalker, pasando por el icónico Darth Vader, el académico confiesa que no es raro que sus alumnos lo visiten solo para comprobar si el mito es real: que trabaja rodeado de “figuras”. Y siempre fue así, tanto ahora que es decano, como antes cuando fue secretario académico, director del departamento de Derecho Privado, director de Investigación y Postgrados o Jefe del Comité de Acreditación de la escuela.

Pero hay otros hitos, bastante más académicos, en su historia. ¿Uno de los principales? Haber sido el primer alumno en obtener el grado de doctor en la U. Católica con máxima distinción, así como haber obtenido el premio a la excelencia de la tesis doctoral por su trabajo sobre el régimen jurídico de las aguas en Roma. Hasta ahora —dice—, nunca otra investigación del área del derecho se ha llevado este reconocimiento. Una veta que mantiene hasta hoy, como miembro del claustro de profesores de este programa y asesor en materias de proyectos de ley de la Cámara de Diputados.

En esta entrevista con El Mercurio Legal el académico se refirió acerca de distintas materias, desde los clásicos debates del área jurídica, como el examen único de abogados, el acortamiento de la carrera de derecho y las modificaciones al examen de grado, hasta materias de interés nacional, como la importancia de la Reforma Procesal Civil y la manera en que los procesos judiciales se han tomado últimamente la agenda pública.

— ¿Cuál es su proyecto como decano, qué lineamientos pretende implementar?

— Para este año nos hemos fijado la acreditación de la carrera, creemos que debe estarlo porque se trata de una facultad muy significativa, no solo en esta universidad sino en la mayoría de ellas, y muy tradicional. La acreditación es un buen mecanismo, no solamente de validación, sino porque plantea una serie de desafíos sobre lo que tenemos que mejorar.

Las reformas

— ¿Qué distingue a la Facultad de Derecho de la UNAB de otras escuelas? ¿Cuál es el sello que desean imprimirle a los estudiantes?

— Hicimos un estudio acerca de dónde se estaban insertando y concluimos que lo hacen en el ejercicio más duro de la profesión. Es común que pasen a ser miembros del Ministerio Público o de la Defensoría, por ejemplo, o que formen pequeños estudios. Por eso nuestro perfil de egreso es el de un abogado litigante.

Eso supone abandonar la línea tradicional de enseñanza que existe en Chile, que es la de la explicación sistemática, ordenada, enciclopédica, y avanzar hacia un análisis casuístico de la materia, para que el estudiante tome los conceptos teóricos y sepa aplicarlos.

— ¿Cómo aplican esta formación más casuística? ¿De qué forma responde al debate sobre la implementación de estudios de casos en los exámenes de grado de algunas universidades y que no han tenido buenos resultados?

— Lo que hay detrás de esta discusión, que no es netamente teórica, sino que es bastante práctica, es la metodología asociada. Por eso, no podíamos quedarnos ni en los contenidos de los cursos, ni en la forma de aplicación, sino que debíamos avanzar hacia el examen de grado. Para eso nos nutrimos de experiencias fallidas y creemos que tiene que ser algo gradual. No se puede, de la noche a la mañana, pedir a los alumnos que empiecen a resolver casos, aunque eso sea a lo que debamos tender, porque es lo que deberá hacer un abogado.

Definimos que nuestro examen iba a ser distinto al tradicional, que es una evaluación al final de la carrera, oral o escrita, con un plazo determinado para rendirlo y que mide conocimientos duros y memorísticos. Nuestra evaluación está dividida en tres ejercicios que se rinden en momentos determinados, así podemos saber cómo va el avance del alumno, reforzando lo débil y avanzando donde se cumplieron las metas

— ¿Es factible el acortamiento de la carrera?

— Creo que en cinco años está bien. Algunos dicen que en EE.UU. dura tres, pero eso no es cierto, porque allá hay que entrar primero al college, después estudiar derecho y luego dar un examen para poder ejercer. No niego que alguien podría hacer un esfuerzo y decir que en cuatro años también se puede, de hecho nosotros entregamos una formación básica en ese tiempo, pero la especialización también es necesaria.

Además, es innegable que hay una falencia del estudiante universitario. Eso no es culpa nuestra ni de ellos, pero somos nosotros quienes sufrimos las consecuencias, porque recibimos un alumno que en primer año tiene poco desarrollo de pensamiento crítico, de capacidad de razonar, de interrelacionarse, de dialogar en torno a un tema, de intercambiar opiniones fundadas. Eso ocurre en todas las universidades del país y nosotros nos hacemos cargo de ello introduciendo asignaturas que permitan palear tales necesidades. Las grandes discusione

— ¿Qué le parece la propuesta para un examen único de abogados?

— No estoy de acuerdo y creo que el problema es otro: si debe seguir siendo la Corte Suprema la que entregue el título o si eso debería dejarse a las universidades. Durante mucho tiempo la Corte le entregó el título a personas que no conocía, donde la carpeta de titulación estaba constituida por los certificados de licenciatura, práctica y antecedentes, además de la declaración de dos testigos que muchas veces se conseguían afuera de los mismos tribunales. Lamentablemente, lo que ocurrió es que hubo un abuso y por eso hoy la Corte está revisando las titulaciones y tiene una oficina especial dedicada a eso.

Pero, ¿eso se soluciona con un examen único? ¿Acaso van a ser los mismos ministros los que van a interrogar a los dos mil abogados que juran en promedio en Chile? No lo creo. Y, ¿en base a qué se va a hacer este examen si las mallas son distintas dependiendo de las universidades? Me van a decir que el Código Civil es uno, pero todos sabemos que tiene tantas interpretaciones como abogados existen. Además, eso va a significar que nos vamos a tener que someter a lo que la Corte crea qué es lo que tiene que enseñarse. No me parece.

Los debates

— Sobre la Reforma Procesal Civil, ¿la considera indispensable? ¿Por qué cree que se ha estancado?

— Ha tenido avances, pero no han sido tan notorios. La agenda legislativa ha estado copada por otros temas, pero sé que se está retomando el estudio y la idea es que en unos 12 meses más tengamos un proyecto totalmente afinado. Ha sido bastante discutido, pero es entendible que haya sido así, porque es algo muy relevante y, por la cantidad y fuerza que tiene el tema civil, es algo que hay que estudiar detenidamente.

Las diversas administraciones que han sucedido en este proyecto han hecho sus mejores esfuerzos y, obviamente, lograr consensos sobre todo es imposible. Llegará un momento en que alguien tendrá que definir, pero resulta esencial que modernicemos esta materia y hagamos más efectiva, eficiente y rápida la administración de justicia en el ámbito civil.

— Sobre cómo los procesos judiciales se han tomado la agenda pública, ¿qué riesgos tiene esto, si es que los hay, para el país?

— Tenemos que pensar que algo cambió y no va a volver a retrotraerse, eso es el interés, la publicidad y el sentido mediático que se le da a aquellos casos de connotación pública. Antes, los que tenían ese nivel de atención eran los asesinatos, condenas a la pena de muerte, pero eran discusiones muy distintas a la actual, donde la relevancia está dada por quién comete el supuesto ilícito o tiene alguna participación en él. Además, ver pasar por la Fiscalía a políticos, diputados, senadores, no es algo común, y eso también habla de cómo hemos avanzado. Ya no hay nadie que esté literalmente sobre la ley, todos están sujetos a la misma norma y, si eventualmente se ha cometido alguna irregularidad, se investiga.

La judicialización es por donde estos problemas tienen que caminar, la diferencia está en la relevancia que le podamos dar y la dedicación que, incluso, la televisión les entrega.

— ¿Se opone a que este tipo de casos se publiciten o mediaticen?

— No, en la medida que la información que se entregue sea veraz y oportuna.

— Hay quienes han criticado el sentido del espectáculo…

— Creo que no ha sido así y, si llegara a ocurrir, la pregunta correcta es si aquello incide en la decisión del juez. A mí me parece que no, que los jueces actúan con bastante independencia. Veamos el caso Penta, es una resolución sobre la cual uno podrá o no estar de acuerdo, pero es fundada y probablemente habría sido la misma independiente de las personas involucradas.

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