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Cuando estos expertos son designados por una de las partes en un procedimiento arbitral, abogados y árbitros consideran que están legitimados a posicionarse del lado de la parte a la que asesoran, aunque no deben mentir si quieren mantener intacta su reputación.
¿Debe ser independiente un perito que ha sido contratado por una de las partes en un arbitraje? Esa es la pregunta que se plantean árbitros, abogados y los propios peritos cuando se integra a uno de estos expertos en la defensa de una de las partes en el procedimiento arbitral.
Según Manuel Conthe, árbitro y of counsel de Bird & Bird, “en la gran mayoría de los casos los peritos los eligen las partes y eso hace que, en la práctica, sus informes iniciales no tengan una imparcialidad absoluta: tenderán, lógicamente, a poner énfasis en aquellos argumentos técnicos que favorecen a la parte que les contrató”.
Así lo explicó en un desayuno informativo organizado por la firma de servicios profesionales Forest Partners, en colaboración con la Corte de Arbitraje de Madrid, puntualizando que “la necesidad de preservar su prestigio profesional y mantener su credibilidad les impide caer en el sectarismo y les obliga a responder con lealtad e imparcialidad a las preguntas que les formule el tribunal arbitral”. “En presencia de un buen perito, la labor del tribunal –así como de la parte contraria a quien le designó- será descubrir su opinión imparcial y completa sobre las cuestiones técnicas debatidas”.
Conthe entiende que el perfil de estos expertos debe ser el de “un profesional que conozca a fondo la materia objeto de pericia, con un prestigio profesional que defender y capaz de expresar su opinión con claridad, con argumentos sólidos e inteligibles”. A su modo de ver, “la verdadera protección de los peritos es su reputación”.
Credibilidad
“Se puede ser perito de parte, pero no partisano porque, si no, al final se le desacredita y eso es lo peor que le puede pasar”, puntualizó José Vicente Estrada, socio fundador de Forest Partners. Según este experto, lo que debe plantearse el perito cuando le designan es si va a poder ayudar a la parte en su propósito. Según Estrada el perito debe ser un experto en la materia de la que opina y en el ejercicio de su profesión. “No solo hay que escribir un buen informe sino saber defenderlo adecuadamente ante las preguntas de las partes y del tribunal arbitral”, afirmó.
Además, explicó la independiente también depende de la información de que se dispone: “Hay mucha diferencia entre ser perito de parte o perito del tribunal y la diferencia es la información de la que dispones”. El perito del tribunal, argumentó, recibe información de las dos partes, lo que le da un mayor grado de objetividad. En cambio, el que es designado por uno de los implicados en el proceso recibe una información del cliente que puede tener cierto sesgo.
Finalmente, señaló que, para el procedimiento, es mucho más interesante el perito de parte porque cuenta con mayor información, y añadió que es más complejo el trabajo del perito del tribunal porque ahí hay que luchar por obtener la información que no te quieren dar. “Cuando trabajas como perito del tribunal lo haces sobre la base de que no te crees lo que te están diciendo”, afirmó.
En este sentido, Miguel Ángel Fernández-Ballesteros, ex presidente de la Corte de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Madrid y árbitro independiente, puntualizó que el perito designado por el tribunal tendrá menos información de las partes, pero, a cambio, gozará de mayor independencia.
Para Fernández-Ballesteros, que moderó el debate, la figura del perito que asesora a las partes está poco regulada. Recordó que la legislación vigente sobre arbitraje no dice que los peritos deban ser independientes, algo que sí se exige al tribunal.
Por su parte, José Antonio Caínzos, presidente del Club Español del Arbitraje y socio de Clifford Chance, hizo hincapié en que el perito designado por la parte, más que imparcial tiene que ser honesto: “Un perito que cuide su prestigio no dirá cualquier cosa ante el tribunal”. Sostuvo que, si lo nombra la parte, se da por descontado que estará de acuerdo con las tesis de su cliente. Caínzos fue un paso más allá, reclamando que los abogados de la parte también sean honestos con el perito, ofreciéndole amplia información para saber lo que se le puede preguntar en la declaración y conocer las debilidades y fortalezas de su cliente.
En esta línea se pronunció también el jefe de la asesoría jurídica de Isolux Corsan Aparcamientos, Álvaro Busca: “Los clientes tenemos que ser totalmente transparentes y presentarle toda la documentación al perito, para mí eso es clave para el informe que elabore”. Busca destacó que el perito y el cuerpo legal que defiende a una compañía deben trabajar de forma conjunta. Explicó su modo de actuar: “Cuando se plantea un conflicto hago dos llamadas, la primera a los abogados para saber si hay causa, y si la respuesta es que sí, la segunda es al perito. Si esta también es afirmativa vamos adelante”.
Sergio Redondo, secretario general de Coca-Cola en España y Portugal, expuso la visión del cliente que, como parte en el arbitraje, contrata al perito, y afirmó ser “partidario de que sea nombrado por el tribunal arbitral de una lista aprobada por ambas partes para garantizar su independencia”.
Añadió que no puede ser parcial en sus exposiciones, porque ello favorecería que se cree un clima de desconfianza por parte de los tribunales hacia los peritos. Además, dijo que conviene llevar a peritos que sepan presentar sus conclusiones de forma clara para que quede en la memoria del tribunal
La imparcialidad como estrategia
En medio de este debate, la cuestión que se plantea es si debe el perito decir cosas que puedan perjudicar a la parte que le ha contratado. Según Conthe, sin faltar a la verdad y sin romper los cánones de la honestidad, el perito va a decir el 80% de lo que piensa y será legítimo que se calle el otro 20%. No obstante, a veces decir la verdad, aunque perjudique en algo a su cliente, puede jugar a su favor: “Si cuenta ese 20%, es posible que inspire mayor fiabilidad y credibilidad ante el tribunal, pero eso ya es un tema de estrategia”, sostuvo.
“Cuando el perito dice cosas contra los intereses de su parte, aumenta su credibilidad, pero no está obligado a decir toda la verdad, está obligado a no mentir”, insistió. Eso sí, también reivindicó el derecho del tribunal arbitral a interrogarles con detenimiento para sacar a la luz todo aquello que puedan no estar contando.
El público presente en el encuentro también tuvo oportunidad de participar. Ese fue el caso del abogado Antonio Hierro, socio de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira y experto en arbitraje, quien afirmó taxativamente que “un perito no debe dejar de decir todo lo que sabe”.
A lo largo del encuentro, salió a relucir el miedo de los abogados a perder el control durante el procedimiento, siendo el tribunal el que interroga a los peritos. Esta cuestión sirvió a Conthe para respaldar su tesis de que los peritos de las partes no son imparciales: “Si lo fueran, ningún abogado tendría miedo a que el tribunal le hiciera preguntas al perito”. “Al abogado le preocupa que el perito diga lo que realmente piensa”, añadió.
En cuanto a la posibilidad de plantear un careo entre los peritos, José Antonio Caínzos se mostró partidario y dijo que “es una técnica útil que puede ser necesaria en los casos que haya una radical disparidad y también cuando las diferencias son pequeñas y se puede llegar a acuerdo”.
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