Abogado UDP Isaac Stevens, de Carey, entrega su visión del derecho procesal civil en el Chile de hoy

Isaac StevensRevise artículo publicado por la Facultad de Derecho de la UDP.

Isaac Stevens es un joven abogado  (26) miembro del Grupo Judicial de Carey, el estudio jurídico más importante del país. Concluyó sus estudios de Derecho en  nuestra  Facultad el año 2012, como el mejor  de su generación. Ello, tras cursar el último semestre de la carrera en la Universidad de Salamanca, España. A su regreso, estudió para el examen de grado, realizó la práctica profesional  y obtuvo el título de abogado en noviembre de 2013.

En Carey, su ejercicio profesional se centra en litigios civiles y comerciales, arbitrajes (nacionales e internacionales) y procedimientos de quiebra. Quisimos conocer su experiencia en ese ámbito  y su mirada sobre estas materias en el país, así como la visión de su paso por la Facultad de Derecho UDP a los ojos de hoy.

– ¿Qué profesores y o ramos  fueron claves en tu decisión de dedicarte el derecho civil?

Durante mis estudios en la facultad, tuve la suerte de tener a grandes profesores. Sin duda fueron claves en mi formación el profesor Carlos Pizarro W., de quien he sido ayudante desde el año 2010, la profesora Leonor Etcheberry C., el profesor Iñigo de La Maza y el profesor de derecho comercial Osvaldo Contreras S. En general, existe una correlación entre los profesores que a uno más lo motivan, y los cursos que imparten. Mis cursos favoritos eran los relativos al derecho civil patrimonial (obligaciones, contratos, responsabilidad civil) y los cursos de comercial.

– ¿Cómo llegaste a trabajar al estudio jurídico más importante del país? ¿Te ayudó para ello ser egresado de la Facultad?

Comencé a trabajar en Carey en el 2009, durante mi tercer año de derecho. Vi un cartel en la facultad, en el que señalaba que Carey se encontraba buscando procurador judicial, y decidí postular. Me entrevistaron y pasé a formar parte del grupo judicial de la oficina.  Trabajé durante dos años como procurador, ayudando en la tramitación en tribunales y colaborando también en el trabajo de los abogados en la oficina. Luego, después de mi examen de grado volví a Carey, como abogado.

La firma está constantemente buscando atraer abogados jóvenes, con excelencia académica, y desde luego, provenir de la UDP contribuyó en mi proceso de selección.

-¿Cómo calificarías el estado del derecho procesal civil en Chile hoy? Hay una reforma en curso, pero no avanza muy rápido que digamos.

La reforma procesal civil es un proyecto, a estas alturas, imprescindible para una adecuada y oportuna resolución de las controversias en nuestro país. El derecho procesal civil actual tiene la suerte de contar con excelentes académicos y de instituciones que están constantemente promoviendo el conocimiento y la difusión de esta rama. Me refiero al Instituto Chileno de Derecho Procesal -del cual formo parte- y del Instituto Judicial Hernán Correa De La Cerda, quienes han contribuido notablemente en la promoción y discusión de la reforma. Lamentablemente, ésta no ha contado con el empuje necesario por parte del actual gobierno.

La UDP aquí tiene una importante misión. Me gustaría ver a la Universidad en la misma posición que asumió en la reforma procesal penal, liderando la discusión y promoviendo firmemente los cambios que el país necesita.

-¿Y  en cuanto a los avances, por ejemplo,  la nueva  ley de quiebras?

La Ley 20.720 sin duda es un tremendo avance en materia de insolvencia. Especialmente, en términos de oportunidad o respuesta de los tribunales frente a las compañías con dificultades financieras, adecuando la legislación nacional a estándares internacionales. La nueva ley promueve una justicia especializada, mayores oportunidades para las compañías económicamente viables y, en definitiva, pone al día a nuestra legislación concursal. A pesar del corto tiempo que lleva en aplicación, me parece que hay aspectos que necesariamente deben ser revisados, especialmente, en lo relativo a los procesos concursales de la persona deudora, evitando que este tipo de procedimientos puedan prestarse para un abuso por parte de deudores inescrupulosos. No obstante ello, la conclusión generalizada, es que la nueva ley mejora sustancialmente el tratamiento al fenómeno de la insolvencia en nuestro país.

-¿Qué tan importante es – o qué rol juega- el arbitraje en estos tiempos donde existen contratos tan sofisticados? ¿Es una alternativa más rápida y eficiente que los tribunales?

El arbitraje efectivamente es una alternativa más rápida y eficiente que los tribunales ordinarios. Prácticamente no hay contrato sofisticado en que el mecanismo para solucionar las controversias, no sea la vía arbitral, o al menos, que no se discuta si ésta es la vía adecuada, lo que demuestra que las compañías están internalizando en sus decisiones las ventajas de someter sus diferencias a arbitraje (especialmente, en temas de confidencialidad, respuesta oportuna, decisión técnica, procedimiento más flexible, etc.). Chile está realizando importantes esfuerzos para posicionarse como una sede atractiva de arbitraje comercial internacional en Latinoamérica, lo que desde luego, guiará a que el concepto de arbitraje esté aún más posicionado en nuestro país.

-Tú estás trabajando a nivel nacional e internacional. ¿Qué recomiendas a los estudiantes que se quieren dedicar a estas materias en cuanto a formación continua? (Idiomas, derecho comparado, etc.)

 Como primera cuestión, un adecuado manejo del inglés aparece como una exigencia básica para el mundo actual. Lamentablemente, uno no advierte lo anterior, sino hasta que se encuentra de frente con un cliente extranjero o un complejo contrato redactado en inglés. Es necesario que los estudiantes de derecho estén debidamente interiorizados de que el inglés es fundamental y, se preocupen de ello, antes de ingresar al mercado laboral.

 A mi juicio es importante que los estudiantes -y en esto, revelo un anhelo personal- sigan preocupados de su formación. En este caso, la alternativa de desarrollar estudios en el extranjero, debiese ser una meta a la que todos deban aspirar, no sólo para contribuir al capital humano de nuestro país, sino muy especialmente, para contar con abogados que comprendan el mundo desde una visión comparada, entendiendo de tal modo las necesidades de sus clientes, y el modo en que éstos interpretan un reclamo, un contrato, un arbitraje o una negociación.

En mi trabajo me ha tocado conocer un gran número de abogados con especialización en el extranjero, lo que desde luego, marca una diferencia sustancial en la calidad de los servicios legales y en su trabajo profesional, cuestión a la que todo estudiante debiera aspirar.

-Por último, ¿cómo calificas la formación recibida en esta Facultad a la luz de tu ejercicio profesional? ¿Qué fue lo mejor y qué faltó?

La formación recibida en la Facultad de Derecho fue excelente. En mi caso en particular, puedo resaltar especialmente la formación en derecho privado y, la enseñanza en base al método del caso, y no en la mera memorización. La calidad académica de los profesores de derecho civil en particular, y la investigación de la Fundación Fernando Fueyo Laneri,  son una tremenda ayuda, especialmente, para estar al día en torno a las tensiones doctrinarias y jurisprudenciales que suscitan los casos en que me ha tocado participar.

Me hubiese gustado tomar un mayor número de cursos de especialización, tales como energía,  arbitraje internacional, derecho comercial internacional, seguros, etc. Lo positivo, es que en la actualidad, muchos de estos cursos se han incorporado como alternativas de especialización en el pregrado.

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